El limite divisorio entre México y Estados Unidos, en las ciudades de Tijuana y San Diego, surge con la necesidad de establecer una aduana alrededor de 1870. Esto en la actualidad es una barrera física que separa dos países y también las dinámicas naturales de la región. Una de las grandes problemáticas de Tijuana es su déficit en cuanto a áreas verdes y espacio público. Por otro lado, la región de Tijuana y San Diego, en donde su frontera es traspasada diariamente por habitantes que resuelven su vida entre ambos países, sufre por el tráfico que genera estos cruces fronterizos; esta región depende únicamente de dos garitas que benefician mayoritariamente al vehículo privado. Como atención a las problemáticas mencionadas, el propósito de este trabajo es el aprovechamiento de las áreas residuales del muro fronterizo para la generación de parques y espacio público. Dado a que el crecimiento de la mancha urbana de Tijuana se ha desarrollado en torno a este límite, estas áreas residuales se han convertido en suelo intraurbano. Cada parque será definido de acuerdo a su contexto y vocación de la zona, lo cual brinda la posibilidad de que, en ciertos espacios de este tipo, se puedan generar cruces peatonales y con trasporte no motorizado. Este imponente elemento urbano que divide dos mundos, sería contrarrestado con una pieza verde que entrelazaría ambas ciudades, simulando de esta manera, su simbiosis cultural y económica existente en esta región, y a su vez, atendería problemáticas urbanas muy específicas de la zona.
The border between Mexico and the United States, in the cities of Tijuana and San Diego, arises from the need to establish a customs office around 1870. Nowadays, this border is a physical barrier that separates the two countries and the natural dynamics of the region. One of the great problems of Tijuana is its deficit in terms of green areas and public space. On the other hand, the region of Tijuana and San Diego, where the border is crossed daily by inhabitants who resolve their lives between both countries, suffers from the traffic generated by these border crossings; this region depends solely on two ports of entry that mostly benefit the private vehicle. Responding to the problems mentioned above, the purpose of this work is to take advantage of the residual areas of the border wall for the generation of parks and public space. Since the growth of Tijuana‘s urban sprawl has developed around this limit, these residual areas have become intra-urban land. Each park will be defined according to its context and vocation of the area, which offers the possibility that, in certain spaces, pedestrian crossings and non-motorized transportation may be generated. The imposing urban element that divides two worlds would find itself counteracted with a green piece that would intertwine both cities, thus simulating their existing cultural and economic symbiosis in this region, and in turn, would address very specific urban problems in the area.
