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dc.contributor.authorLusa Monforte, Guillermo
dc.date.accessioned2005-11-15T08:28:55Z
dc.date.available2005-11-15T08:28:55Z
dc.date.issued1997
dc.identifier.issn1135-934X
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/2099/674
dc.description.abstractTras el cierre en 1867 del Real Instituto Industrial de Madrid, la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona se convierte en el único centro de España que sobrevive al derrumbamiento del sistema de enseñanzas industriales establecido en 1850. La escuela de Barcelona se mantuvo abierta gracias al estímulo del entorno fabril y al apoyo económico de las corporaciones locales (Diputación y Ayuntamiento) desde 1866. Pero sus primeros años de existencia estuvieron cargados de dificultades, que también afectaron a la vida profesional de los ingenieros que iban saliendo de la Escuela. Estas dificultades fueron en muchos casos el reflejo de los obstáculos que frenaron el proceso industrializador de España. A comienzos de la década de 1880 el panorama era notablemente distinto; la Escuela de Barcelona aparecía bastante consolidada, mantenía comunicación con instituciones homólogas extranjeras, y se encontraba a la altura del movimiento científico-técnico que estaba abriendo paso a una nueva etapa de la industrialización europea. Al prestigio de la Escuela se había unido el de la profesión, que ahora se veía reconocida socialmente. Fue en esta época cuando algunos círculos madrileños intentaron que se reabriese la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid; las gestiones realizadas por la Asociación Central de Ingenieros Industriales dieron lugar a que en la primavera de 1881 tomase cuerpo la idea de que estaba en marcha una operación para trasladar a Madrid la Escuela de Barcelona. Durante unos días –que coincidieron con una gran campaña ciudadana animada por la burguesía industrial en defensa del proteccionismo arancelario– cundió la inquietud en Barcelona, donde nadie parecía saber nada del asunto. Al final, todo resultó ser una falsa alarma... por el momento. El episodio –que se repetiría pocos años después– ilustra y ejemplifica las tensiones existentes entre la capital política del Reino (Madrid) y la capital industrial (Barcelona), suscitando reflexiones e interrogantes que también se refieren al sistema político de la Restauración y al naciente debate centralismo-provincialismo. En este artículo se reproduce y analiza la correspondencia establecida a raíz de esta cuestión entre Ramón de Manjarrés (director de la Escuela) y Gumersindo de Vicuña (presidente de la Asociación Central de Ingenieros Industriales), en la que se ponen de manifiesto diversos aspectos relacionados con la Escuela, con la educación técnica en general y, en última instancia, con el proceso de industrialización de España.
dc.format.extent55 p.
dc.language.isospa
dc.publisherCentre de recerca per a la Història de la Tècnica "Francesc Santponç i Roca"
dc.relation.ispartofQuaderns d'història de l'enginyeria. 1997, vol.2
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivs 2.5 Spain
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/
dc.subjectÀrees temàtiques de la UPC::Ensenyament i aprenentatge::Ensenyament universitari::Universitats i centres de recerca
dc.subject.lcshIndustrial engineering--History
dc.titleAlarma en Barcelona:el traslado a Madrid de la Escuela de Ingenieros Industriales (1881)
dc.typeArticle
dc.subject.lemacEnginyeria industrial -- Espanya
dc.subject.lemacEscola Tècnica Superior d'Enginyeria Industrial de Barcelona -- Història
dc.rights.accessOpen Access


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