Las Jornadas sobre Investigación en Arquitectura y Urbanismo tienen su origen en la Escuela de Arquitectura de Sevilla. Fue su Instituto Universitario de Ciencias de la Construcción (IUCC) quien tomó la iniciativa de convocar un primer encuentro, en septiembre de 2004, para hablar sobre los problemas de falta de sintonía entre los planteamientos de la política científica general y la realidad de la investigación en las escuelas de arquitectura españolas.

Aquellas primeras Jornadas, en Sevilla, tuvieron lugar en un momento en que la entrada en vigor de la LOU, y con ella la puesta en marcha de una determinada política de calidad, ponía al descubierto el profundo desencuentro entre el modelo de universidad que dibuja la nueva ley y unos centros, como las escuelas de arquitectura, donde la investigación carece de una tradición establecida. En ese contexto, y de forma un tanto inevitable, en aquella ocasión el debate se polarizó en gran medida en torno a la cuestión de la evaluación del profesorado. De una parte, porque quien más quien menos, muchos de los asistentes habían tenido ya alguna mala experiencia con el sistema evaluador y, de otra, porqué las mesas de las sesiones plenarias contaron con una nutrida representación de personas vinculadas a dicho sistema. Esa circunstancia, que dio lugar a ciertos momentos de acritud en el debate y escenificó claramente la situación de desencuentro planteada, trasladó el foco de la discusión a un aspecto en realidad marginal, el de la evaluación, con lo que la cuestión de fondo quedó relegada a un segundo plano.

El planteo de esta segunda edición de las Jornadas sobre Investigación en Arquitectura y Urbanismo partió de la convicción de que, por la vía de los citados cambios de criterio en la evaluación del profesorado, el panorama investigador en las escuelas de arquitectura no puede experimentar cambios sensibles, ni en el presente ni en un futuro inmediato. Polarizar el debate y las estrategias de futuro en la evaluación del profesorado conduce a un planteamiento que parece perverso a todas luces. Un planteamiento que, paradójicamente, viene inducido por la política seguida desde la promulgación de la LOU y que, en mayor o menor grado, afecta a toda la universidad española. Un planteamiento que considera al profesor como una unidad autónoma, frente a un sistema evaluador que acaba por convertirse en la pauta que guía su actividad profesional. Circunscribir el debate a ese esquema diluye la motivación original del propio sistema evaluador: el noble afán por garantizar la calidad de nuestras universidades. Algo que, evidentemente, solo puede entenderse como un objetivo colectivo.

Por ello, a la hora de plantear la definición temática de estas Segundas Jornadas sobre Investigación en Arquitectura y Urbanismo, se optó por dejar a un lado la cuestión de la evaluación individual del profesorado y reconducir el tema a su sentido original. Se tomó así la opción de llevar el debate al terreno de una reflexión en términos de estrategia del país, de implicación de la universidad, y con ella de las escuelas de arquitectura, en los objetivos de desarrollo de la sociedad a la que se deben. Desde esta perspectiva, se pretendía un planteamiento justamente inverso al que se acabó produciendo en Sevilla. Si allí la cuestión quedó centrada en qué hacer para obtener evaluaciones individuales positivas, la pretensión ahora era llevar el foco de la reflexión a la cuestión de qué misiones deben y pueden cubrirse con ventaja desde las escuelas de arquitectura. En definitiva, habida cuenta de que las condiciones actuales obligan a introducir cambios profundos en la orientación de las escuelas de arquitectura, esta segunda edición de las Jornadas invitaba a reflexionar en torno a la disyuntiva de futuro que estos centros tienen planteada. Una disyuntiva que obliga a optar entre: un modelo que pasa por la adaptación a unas pautas de evaluación individual, priorizando por consiguiente la carrera académica del profesorado, y un modelo alternativo que ponga el acento en el compromiso cívico de los centros y en su implicación con el desarrollo del país y de la sociedad.

Más allá del debate específico sobre estas cuestiones, las Jornadas se extienden también a la reflexión sobre el panorama actual de actividad investigadora en las escuelas españolas. Los trabajos recogidos aquí, corresponden a las ponencias y comunicaciones presentadas. Una parte se centra en la reflexión, desde la vertiente estratégica, y otra se circunscribe a la difusión de experiencias concretas de actividad de segunda o tercera misión desarrolladas en las distintas escuelas de arquitectura.

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