El Cambio Climático es uno de los fenómenos que mayores peligros representa para el bienestar y la supervivencia de la vida en la Tierra. Este fenómeno ha sido correlacionado con la generación de Gases de Efecto Invernadero (GEI) resultado de las actividades humanas, y especialmente de la quema de combustibles fósiles [1]. Los GEI generados corresponden principalmente al CO2, CH4 N2O y tienden a mantenerse en la atmósfera, reteniendo una parte de la radiación solar y generando un aumento de la temperatura global [2]. Las consecuencias de este fenómeno son enormes y generan graves riesgos para toda forma de vida en el planeta: acentúa peligrosamente el deshielo ártico, aumenta el nivel de los mares inundando zonas costeras, produce fenómenos meteorológicos extremos caracterizados por anormalmente elevadas temperaturas, incendios, sequías alternadas por períodos de lluvias intensas, descensos drásticos de temperaturas, etc. Como resultado del CC todas las especies vegetales y animales sufren grandes perjuicios ya que se alteran y ponen en peligro la supervivencia de los ecosistemas que hacen posible la vida en la Tierra.