La tesis recupera la idea de la arquitectura que parte de procesos de colaboración entre arquitecto y artista; rescatando aquellas obras que en México revolucionaron y traspasaron las concepciones tradicionales de los elementos que configuran espacios a través de una mirada fresca e innovadora de sus autores. Se presenta el Hotel Camino Real ciudad de México, de Ricardo Legorreta, como principal objeto de estudio y como punto de encuentro de las estrategias que fueron clave en la reformulación de la relación entre arte y arquitectura; y que introdujeron la componente reflexiva que generó una nueva filosofía: ”La Arquitectura Emocional” insinuada por Luis Barragán, pero definida por Mathías Goeritz. Ambos intentaron no sólo abstraer al máximo los patrones reconocidos dentro de la tradición mexicana, sino construir y explorar relaciones nuevas entre lo real y lo irreal, lo funcional y lo emocional, lo arquitectónico y lo artístico, la técnica y el proceso creativo, las dos dimensiones y lo espacial. En 1968 México fue sede de los Juegos Olímpicos, lo que demandó el mejoramiento de la imagen de la ciudad. El Hotel Camino Real se construyó como parte del equipamiento y fue encargado a Ricardo Legorreta, quien propuso una compleja estructura de colaboración conformada por trabajadores exhaustivos del arte y la actividad arquitectónica, entre quienes figuran: Luis Barragán, Mathías Goeritz, Jesús (Chucho) Reyes, Alexander Calder, Pedro Friedeberg, Rufino Tamayo, Rodolfo Morales, Luis Covarrubias, Lance Wyman, Peter Murdock, Charles Sevigny, Bárbara Rodes, entre otros; lo que hizo que el hotel apuntara como el ejemplo más representativo para entender estas dinámicas de trabajo. El Hotel Camino Real se ha llegado a reconocer internacionalmente como “una nueva plataforma de la arquitectura mexicana”, pero no ha sido analizado desde el punto de vista donde convergen diferentes esfuerzos que recuperaron el valor del trabajo en colaboración y de la integración del arte y la arquitectura en busca de nuevos modos de expresión arquitectónica. El concepto de Cruce de Trayectorias es el motor que da sentido a la serie de obras que generaron el cambio y que supieron encontrar el punto medio donde era posible combinar varios talentos en una misma disciplina. Se revisan tres personalidades principales que conformaron una especie de equipo base y que fueron clave para dar sentido y seguimiento a este tipo de trabajo: Luis Barragán, Mathías Goeritz y Jesús (Chucho) Reyes. Así, se escogieron siete obras que anteceden cronológicamente al Hotel: El Pedregal de San Ángel, El Museo Experimental El Eco, la Capilla de las Capuchinas, las Torres de Satélite, las Fábricas de Automex, los Laboratorios Smith Kline & French, y la Ruta de la Amistad. El motor que impulsó cada una de estas obras se basó en un proceso donde el arte o la arquitectura interactuaban con el fin de grabar o producir ciertas impresiones. Por lo que en esta tesis los autores no son los protagonistas, sino las obras y sus dinámicas de integración. Así, la tesis se divide en tres partes: La primera parte introduce a los actores de esta historia dentro del marco de colaboración, encontrando los momentos claves sobre sus coincidencias y cruces de trayectorias. La segunda parte presenta cronológicamente las intersecciones de cada una de las obras seleccionadas como antesala donde se estructuran, a partir de un análisis meramente arquitectónico, todos los conceptos que guían una manera de entender el principal objeto de estudio: el Hotel Camino Real. La tercera parte se enfoca en el Hotel Camino Real y su momento específico, no sólo como muestra en que convergen la variedad de trayectorias de artistas y arquitectos en su labor en colaboración, sino como ejemplo arquitectónico de gran valor. Bajo este enfoque, éstas figuras que no podían estudiarse mas que de manera independiente, pueden tomar un nuevo hilo conductor que promueva una manera distinta de mirar y hacer arquitectura