Perspectivas Urbanas / Urban Perspectives

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Perla Bruno *
PLANEAMIENTO Y URBANIZACIÓN DE NECOCHEA-QUEQUÉN (ARGENTINA):
ANTONIO BONET Y JORGE FERRARI HARDOY, ARQUITECTOS


Introducción

Como consecuencia del crac internacional de Wall Street de 1929 se produjo en Argentina una crisis estructural y orgánica, alterando toda la actividad económica, con repercusiones sociopolíticas. Nacionalismo económico, proteccionismo y economía dirigida son los rasgos sobresalientes de la etapa que se inaugura. La crisis asume en la Argentina características singulares derivadas del clima de ruptura del orden institucional, que hace posible que el Ejército –influido por las ideas desprendidas de la Italia fascista, de la España de Primo de Rivera y asociado al neoconservadurismo y nacionalismo de élite– se constituya en ejecutor del poder político (Girbal-Blacha, 2001).

El Estado reorientó su papel, ejecutando un plan de protección y activación industrial complementado con el estímulo a la construcción y a las obras públicas. Es así que bajo el gobierno de Justo se construyó gran parte de la red caminera del país, impulsando la reactivación del mercado interno e incorporando en esa dinámica el potencial turístico costero a la economía nacional. En la provincia de Buenos Aires se disponen entonces las bases del proyecto turístico para el territorio provincial, perfeccionado bajo la gobernación de Manuel Fresco (1936-1940), quien se presentaba como paladín de la reforma social.

El programa de construcción de carreteras que organizó Fresco reconoció el acceso a las playas como una de sus premisas básicas. A favor también del desarrollo turístico en el territorio bonaerense impulsó la creación de parques públicos y museos. Viveros dunícolas para acrecentar la labor de fijación de dunas en la costa, así como varias obras en los municipios costeros, de las que sin duda destaca el conjunto Hotel-Casino y las instalaciones del balneario de Playa Grande en Mar del Plata.

A partir de junio de 1943 el panorama político fue dominado por un grupo militar liderado por el general Juan Perón, quien formó un movimiento político en torno a su persona. En la posguerra implementó una política económica mercadointernista, conducida por un Estado dirigista, nacionalista y popular. Se defendió el sector de la industria ya instalado, aportando a su crecimiento, a lo que se sumó un ensanchamiento del sector de consumo favorecido por la política de distribución de ingreso. De esta forma el florecimiento económica, el sostén popular y el autoritarismo aportaron en favor del desenvolvimiento del régimen.

La culminación del ciclo de reformas sociales y políticas que signaron los primeros años del peronismo fue la Constitución de 1949. La una nueva concepción que la regiría se tradujo fundamentalmente en los “derechos especiales” (del trabajador, de la ancianidad, de la familia, de la educación y la cultura). En la función social de la propiedad privada, y en la determinación de la función del capital al servicio de la economía nacional, teniendo como principal objeto el “bienestar social”. (Altamirano, 2002)

Domingo Mercante representó en la Provincia de Buenos Aires el triunfo de las fuerzas políticas continuadoras de la Revolución del ´43, asumiendo la gobernación en 1946. Gobernó hasta 1952, dentro de una situación económica general de prosperidad, llevando a cabo un trabajo intenso en diversos campos, de los que podemos destacar la previsión y el turismo social, la organización del turismo a nivel provincial, obras públicas, así como una política agraria, forestal, y de vivienda, basada en la función social de la propiedad.

Dentro del marco aludido comienza entonces la urbanización de la costa Atlántica bonaerense. Los cambios socio culturales que tienen lugar a partir de la década del 30, y que se extendieron durante los años peronistas, guiando la transformación del territorio costero provincial, se vinculan fundamentalmente con la generalización del turismo, entendido como reparador de las fuerzas físicas y mentales. Permitiendo asimismo restablecer los vínculos que la vida urbana comenzaba a desvanecer –agravada por las migraciones internas y el crecimiento de las ciudades– como el contacto con la naturaleza y con el pasado. Por tanto, se estimulaba la cultura del “aire libre”, el viaje turístico, la vuelta a la naturaleza y las prácticas deportivas como nuevos hábitos de tiempo libre. La disciplina urbanística reflejó esos cambios incorporando la generalización del ocio como problemática moderna.

Después de la guerra se aceleró la transformación turístico territorial con las intervenciones estatales a gran escala del gobierno peronista, junto a un proceso urbanizador de inversores inmobiliarios que generaron un sinnúmero de emprendimiento balnearios, subdividiendo para la venta poco menos que las arenas de la “playa” (Bruno, 2002). Mientras, en el ámbito disciplinar “la sociedad de tiempo libre” como tema sociológico generó reflexiones y propuestas urbanísticas tendientes a resolver los problemas de la recreación para la “masa popular”, representados en un conjunto de propuestas urbanísticas de planes y proyectos alternativos para la costa provincial, concebidos por los técnicos de planeamiento de alguna manera insertos en la estructura estatal, que se interrumpió junto con la caída del peronismo.

El conjunto de fuentes que analizaremos –la convocatoria al concurso de anteproyectos para el plan regulador y de urbanización de la ciudad de Necochea, la memoria descriptiva de la propuesta de Bonet y Ferrari Hardoy para ese concurso, y la posterior urbanización para el lote Mar 4– además de prácticamente desconocidas, son parte de ese conjunto de propuestas alternativas para la urbanización costera, para un turismo masivo y enfocado desde una perspectiva social.


Concurso de anteproyectos para la urbanización de tierras propiedad del Instituto Inversor de la Provincia de Buenos Aires en la ciudad de Necochea

En 1949 el Instituto Inversor convoca un concurso internacional de anteproyectos para la urbanización de tierras de su propiedad ubicadas sobre la costa marítima de Necochea, denominados lote Mar 1, 2, 3, y 4. Examinaremos el capítulo I, organizado en las consideraciones previas, los propósitos fundamentales y el pliego de bases. El punto de partida son las condiciones reinantes en la zona, a efectos de conocer el “medio ambiente”, caracterizando inicialmente el río Quequén que desemboca en el océano Atlántico –el límite entre los partidos de Necochea y Lobería.– Ambos márgenes se intercomunicaban a través de puentes, desarrollándose la actividad portuaria sobre ambas orillas, situándose en Lobería los elevadores de granos, accesos ferroviarios y galpones de almacenamiento, convirtiendo el lugar en el centro de gravedad de una amplia zona de producción agrícola.

Al sur del puerto, una gran zona baldía era seguida por la zona balnearia que se desarrollaba en un frente de 500 metros, conformado por seis manzanas de frente por cuatro de fondo. Continuando en la misma dirección la playa se extendía –en una serie ininterrumpida de médanos en su mayor parte ya fijados– hasta Punta Negra, distante aproximadamente 5000 metros de la parte poblada.

Ese frente costero por una profundidad variable de alrededor de 500 metros comprende las áreas objeto del concurso[1]. El lote Mar 4 era el próximo al poblado balneario, y sumado al contiguo tenían un frente de 3500 metros. La ciudad propiamente dicha dista de esta zona aproximadamente 25 cuadras, comunicada por una avenida cuya edificación comenzaba a intensificarse.

Si bien el propósito fundamental era urbanizar las fracciones adquiridas, subdividiéndolas en parcelas (...). Como esta urbanización carecería de valor sino se la condiciona a una planificación de carácter integral y a efectos de que exista una conexión racional con las demás actividades que se han mencionado más arriba, el Plan de Trabajo deberá ajustarse dentro de las siguientes normas... . Normas que pueden resumirse de la siguiente forma:

Una zonificación de actividades de todo el ejido de la ciudad de Necochea, así como los lotes del Instituto, a los que podía sumarse toda aquella parte del partido de Lobería, al otro lado del río Quequén, que pudiera considerarse comprometida dentro del radio de acción del plan.

La provisión dentro de la zona industrial de un barrio obrero para 500 familias. En la zona balnearia, la que asimismo podía extenderse tomando la superficie de chacras detrás de los lotes del Instituto, debía subdividirse en lotes, estableciendo superficies mínimas y proporción edificable; contemplándose además el emplazamiento de: Hotel-Casino con playa de Estacionamiento y parques. Acuarium, teatro y anfiteatro al aire libre (capacidad para 2000 personas). Velódromo, campo de aviación para los servicios de verano, cancha de golf, así como todo otro elemento o motivo conveniente de esparcimiento.

El primer y segundo premio[2] se acordarían a los mejores trabajos sobre el estudio de planificación de la zona balnearia, mientras que el tercero y cuarto a los mejores trabajos sobre el plan regulador, y el quinto por sus méritos.

La aparente confusión e improvisación de la convocatoria, que se advierte tanto en las distintas formas de denominar el objeto del concurso[3], como en las normas arriba citadas, puede devenir de la situación singular de convocar a concurso para un plan general, involucrando inclusive dos jurisdicciones comunales diferentes, como Necochea y Lobería, cuando se dispone únicamente de cuatro lotes costeros. Es en el marco de la gobernación de Mercante, y a partir de advertir el rol del Instituto Inversor orientando el desarrollo territorial de la provincia, donde comienza a explicarse esta situación de confianza efectista.

El Instituto Inversor fue creado en 1948 como entidad autárquica de la provincia de Buenos Aires, con objeto de promover el desarrollo y mejoramiento de las distintas zonas de su territorio. Con ese fin, podía efectuar por sí o junto con la Nación las siguientes operaciones: comprar para su explotación o venta tierras destinadas a forestación; o con destino a la creación, explotación o venta de balnearios, termas y lugares de turismo e introducción de mejoras con igual destino en los ya existentes. Podía además comprar tierras para la formación de barrios, urbanizaciones, construcciones, etc. pudiendo retenerlos en explotación o venderlos; y también explotaciones agrícola-ganaderas o industriales.

La Provincia respondía de las operaciones que efectuaba el Instituto. Sus inmuebles, las operaciones propias y los actos de sus representantes y apoderados estaban exentos de toda contribución dentro del territorio provincial, gestionando el Ejecutivo en las municipalidades respectivas las exenciones de impuestos, tasas y derechos municipales. Podía asimismo el Instituto solicitar al Ejecutivo la expropiación de bienes necesarios para el cumplimiento de sus fines.

Al mes de reglamentado su funcionamiento, se autorizó al Poder Ejecutivo a transferir al Instituto en concepto de aporte de capital tierras expropiadas en Necochea –objeto del concurso en cuestión,– en Miramar –en 1952 se aprueba propuesta de urbanización en esas tierras.– También 1000 has. que el fisco poseía en el Parque de Sierra de la Ventana, así como la posesión de tierras situadas en el partido de La Plata –95 has– en las que el Instituto debía construir un centro de recreación infantil –hoy República de los Niños.– La convocatoria a concurso fue entonces una de las primeras acciones de la entidad, cuya trascendencia se evidencia en las condiciones de creación recientemente expuestas.


La Memoria descriptiva del plan de los arquitectos Antonio Bonet y Jorge Ferrari Hardoy, 1950[4]

La exposición de los temas se organiza en seis capítulos, de los que analizaremos aquí el Preliminar que define, entre otros temas, la importancia del concurso y los lineamientos generales que guían la propuesta. Observaremos asimismo los capítulos referidos a accesos, la ciudad y el balneario, excluyendo la proposición para el puerto y para la industria. La estrategia de la exposición es constante: el análisis crítico de las distintas temáticas, y en algunos casos de su historia, seguido de la exposición de la propuesta orientada a revertir el problema analizado.

Dadas las características del llamado, y conscientes las partes –convocantes y convocados– de la imposibilidad de aplicación concreta del plan, su trascendencia radica en constituir una tesis de planeamiento, una serie de conceptos aplicados al caso concreto de Necochea-Quequén, a través de los cuales exponen una toma de posición ante la problemática urbana en general y del balneario en particular, evidenciada desde las primeras líneas donde se define la importancia del concurso que culminaría con la aplicación de un Plan Regulador, el que además de la correcta distribución de la tierra en un nuevo balneario, significaría la integración de Necochea dentro del todo Nacional[5].

Comienzan considerando los perjuicios que la afluencia masiva del turismo causó en Mar del Plata, la que creció sin orientación turística ni criterio ordenador; sin la provisión adecuada de espacios libres, y sin reparo en las peculiares características de la vida veraniega: El planeamiento de una ciudad balnearia deberá orientar su crecimiento en forma tal que llegado el momento, se produzca la diferenciación necesaria para la aparición de un nuevo centro vital que evite el crecimiento hipertrófico del primero.

Pasan luego a evaluar el trazado de Mar del Plata, el que librado a los especuladores inmobiliarios continuó siendo el mismo que cualquier otra ciudad del interior, una cuadrícula dividida en manzanas cortadas por calles dispuestas simétrica y perpendicularmente: Este trazado colonial, superado por las exigencias del tránsito en todas partes, resulta aun más inadecuado para una ciudad balnearia, pues con su utilización no se pueden aprovechar nunca los accidentes geográficos y las bellezas del paisaje. Y más adelante agregan: La vida en esta ciudad hipertrofiada no es ya una vida de descanso; el transporte en base al medio mecánico y la aglomeración de personas en las pequeñas playas provocan un nerviosismo totalmente contrario a tal objeto.

En este sentido, la propuesta se inscribe en la línea de reflexiones sobre el balneario que tiene lugar desde los años 30. La definición disciplinar del nuevo balneario rechazó la cuadrícula y asoció su ambiente a una estética pintoresca, encontrando algunas proposiciones en la “ciudad jardín” la respuesta moderna, fundamentalmente en oposición a la trama regular. Tanto Della Paolera, como Guido, Carrasco y Vautier (Bruno, 2004), consideran el anacronismo del damero para la ciudad balnearia, por la monotonía resultante, y el desconocimiento de la topografía y el paisaje. Asimismo, coinciden en la necesaria reparadora vuelta a la naturaleza, el respeto por el paisaje, la vida al aire libre y actividades deportivas.


Figura 1. Concepción General. Planeamiento regional y urbano. BONET, Antonio y FERRARI HARDOY, Jorge: “Memoria descriptiva, Planeamiento y urbanización de Necochea-Quequén”, 1950. (Inédito, IAA/FADU/UBA)


El cierre del capítulo preliminar inscribe el estudio dentro del Planeamiento Regional y urbano (Figura 1), justificando su posicionamiento citando la Carta de Atenas, en tanto una ciudad es siempre consecuencia de la región que la rodea, por lo que ampliaron sus miras abarcando la total influencia del puerto de Quequén, y considerando asimismo accesos y posibilidades industriales de la región. Finalmente, acusan como deuda para incluir plenamente el estudio como regional, la falta de propuesta para las unidades rurales: organización armónica de los pueblos de su zona de influencia.


Los accesos

Además del esquema de circulación, (explicado en la Figura 2), interesa destacar de este capítulo la visión de “las costaneras”. Su concepción –fundamentada en el análisis crítico de los caminos costaneros del momento– no se limita al área en cuestión, sino que se hace extensiva a toda la costa marítima argentina. A la idea “anticuada” de construir caminos o avenidas costaneras, contraponen su supresión, estableciendo que no hay ciudad frente al mar, río o laguna desde Buenos Aires hasta Chascomús que no aspire a construir el camino costanero sin dejar más espacio entre este y la ribera que el necesario para la seguridad de la construcción; pervivencia del paseo en coche o a caballo, de los corsos y fiestas y del tránsito lento de fin de siglo pasado (XIX).


Figura 2. Esquema de circulación. La diagonal A independiza la “autorruta de acceso a la costa” que viene de Buenos Aires. En la zona planificada el sistema de caminos independiza “los diversos órganos de la ciudad”. El trabajo, concentrado en la margen izquierda del Quequén tiene una diagonal B y una vertical C que permiten derivar el tránsito de carga. La ciudad administrativa se desliga de otras zonas a través de dos entradas principales desde las direcciones Buenos Aires y Ma r del Plata. Unida con los dos centros balnearios por la Av. Del Valle y la diagonal D. El balneario puede recibir el tránsito sin pasar por otras zonas por la vía D. BONET, Antonio y FERRARI HARDOY, Jorge: “Memoria descriptiva, Planeamiento y urbanización de Necochea-Quequén”, 1950. (Inédito, IAA/FADU/UBA)


Se plantean luego dos cuestiones vinculadas como son la definición de costaneras y los procesos especulativos. El ejemplo del camino costanero a Miramar, que deja unos pocos metros entre las viviendas y el mar, es considerado como “cinturón de hierro” entre las viviendas de los veraneantes y la playa, con el consecuente peligro. Como alternativa a este concepto consideran situar el camino a unos 500 ó 600 metros de la playa, pudiendo utilizarse esa faja de terreno para la construcción de barrios residenciales, con el consecuente efecto negativo de la especulación de tierra por parte de particulares, tal como aconteció en el tramo Mar del Plata-Miramar. (Figura 3)


Figura 3. La ley del nacimiento. BONET, Antonio y FERRARI HARDOY, Jorge: “Memoria descriptiva, Planeamiento y urbanización de Necochea-Quequén”, 1950. (Inédito, IAA/FADU/UBA)


Finalmente, y como uniforme para todos los balnearios de la costa Argentina consideran la eliminación total de las avenidas costaneras. Construcción de la autorruta de servicios de toda la costa argentina tal como ha sido esbozada en las páginas anteriores, desprendiendo en su recorrido ramales hacia la costa, sólo en aquellos puntos que por su belleza, extensión de playas, clima u otros motivos, se consideran de verdadero interés.

Junto a la ribera y entre la playa y los primeros terrenos deberá desarrollarse un gran paseo exclusivamente para peatones, con estacionamiento para automóviles en los extremos de cada calle de acceso. Tal es el principio en que hemos basado el planeamiento de la zona balnearia
.

Volveremos sobre este tema en la propuesta de balneario, pero veamos previamente, y siguiendo el orden propuesto en el plan, la concepción de la ciudad.


La ciudad[6]

La observación del plan general difundido en el libro Antonio Bonet. Arquitectura y Urbanismo en el Río de la Plata y España (Katzenstein, Natanson y Schvartzman, 1985), sumado al conocimiento insuficiente de la propuesta, podrían inducir la interpretación errónea de la postura adoptada frente al amanzanamiento original. Lejos de la adhesión a la vieja trama, la misma fue tomada como punto de partida a modificar en el tiempo, haciendo que el plan imprima una dirección urbanística a la ciudad existente, tal como se expresa en la memoria:

Es necesario sembrar hoy para cosechar mañana; la ciudad de Necochea necesita un Plan, pero no un Plan acabado como puede ser el del Balneario o el de la Industria, donde hay grandes espacios libres que pueden ser divididos y proyectados hasta en sus menores detalles. El plan de la ciudad debe consistir sobre todo en un “sentido”, en una “dirección” urbanística, modificable en el transcurso de las generaciones, que paulatinamente reemplaze la rígida malla de la manzana colonial cerrada con calles de 100 metros, por una estructura más libre y apta para recibir el impacto de las nuevas técnicas y sistemas de transportes. La manzana y la rígida división de la tierra, imposibilitan hoy el progreso urbanístico y técnico de las grandes ciudades.

Su logro dependería de un Reglamento de construcción que impusiera lentamente las medidas preconizadas en el plan, a ejecutarse paralelamente a la evolución de la ciudad. Finalmente, deben admitir que el nuevo trazado que proponen para la ciudad no puede ser otra cosa sino una derivación perfeccionada de la cuadrícula española de la ciudad: imaginar algo más ágil geométricamente, supondría la adopción de medidas hoy irrealizables. Hemos pues partido del amanzanamiento actual.

Luego de una caracterización somera de la ciudad con sus funciones heterogéneas, mezclando la vivienda con el trabajo (industrias, depósitos, talleres) y la administración, así como la identificación de un centro desplazado de la plaza, establecen como problemas fundamentales la falta de “intensidad” proveniente de la falta de “vida de relación”[7] y la población insuficiente. Proponen como solución el crecimiento regulado, para revertir un importante factor del problema como la baja densidad de población. Otro factor importante era la falta de lugares de reunión, por lo que la palabra “intensidad” les pareció reunir los dos conceptos, el de densidad y el de falta de lugares apropiados para que pueda producirse un fenómeno de vida intenso.

El aumento de densidad se lograría a través de una reglamentación que debía permitir y favorecer el crecimiento de la ciudad en altura. Por consiguiente sería obligatorio la construcción sobre la línea de “fondo” fijada –diferenciándose expresamente del Código de Buenos Aires que lo hacía a través de una fórmula en una distancia fija de la línea municipal–, lo que conformaría con el tiempo una zona cuadrada libre en el interior de las manzanas, las que quedarían reducidas a cuatro prismas de 15 a 20 metros de profundidad en torno al vacío interior.

Los cuatro prismas tendrían una altura fija, y de acuerdo a la reglamentación especial para cada manzana, uno de ellos tendría una altura superior a los otros tres lados –en la primer etapa se elevaría a planta baja y 2 pisos para la zona A, y planta baja y 1 piso para el resto de la ciudad–, construidos solamente en planta baja. (Figura 4)


Figura 4. Evolución de la manzana, aumento de densidad de la ciudad por su crecimiento en altura. Estado actual, poca densidad y falta de espacios verde. a) 1º etapa del desarrollo propuesto (80.000 hab.). b) 2º etapa (150.000 hab.) grandes espacios verdes. BONET, Antonio y FERRARI HARDOY, Jorge: “Memoria descriptiva, Planeamiento y urbanización de Necochea-Quequén”, 1950. (Inédito, IAA/FADU/UBA)


Un momento teórico de aplicación de este plan en que toda la primera etapa estuviera realizada, resultaría en una ciudad en el ejido de ese momento capaz de albergar 80.000 habitantes; en una segunda etapa de la evolución descripta, a iniciarse cuando la ciudad comenzara a saturarse, se elevaría a 10 pisos la altura del prisma más alto en zona A, y a 6 en el resto de la ciudad –constituyendo “blocks” de 100 metros de largo–, elevando la población a 150.000 habitantes. Los tres lados bajos de las manzanas permanecerían así hasta que en una etapa posterior pudiera la Municipalidad comprar y demoler todo o parte de los mismos, con el fin de crear estacionamientos, plazas y espacios libres en general.

Para la correcta clasificación de funciones proponen la división –zoning– de la ciudad en zonas. La zona A, la más cercana a la plaza central continuaría albergando los edificios con gran afluencia de público (oficinas públicas, sanatorios, clínicas, hoteles, etc.). La otra zona B sería exclusivamente de vivienda individual o colectiva, pequeño artesanado y comercio, el que a su vez debería ubicarse en los cuatro frentes de las plazas vecinales, el de aprovisionamiento; y el comercio no diario en las 4 avenidas principales exclusivamente, y en la plaza principal.

De la misma manera, a través de la reglamentación se ordenaría el tránsito (calles de circulación rápida y calles de circulación lenta y estacionamiento), para posteriormente perfeccionar el sistema circulatorio existente, a través del ensanche paulatino de la primeras, haciendo obligatorio retiros sobre uno de los frentes, franja que luego sería expropiada. (Figura 5)


Figura 5. La ciudad, zonificación y tránsito. BONET, Antonio y FERRARI HARDOY, Jorge: “Memoria descriptiva, Planeamiento y urbanización de Necochea-Quequén”, 1950. (Inédito, IAA/FADU/UBA)


Si bien adscriben a un planeamiento en base a unidades vecinales, las que caracterizan en términos teóricos[8], reconocen la imposibilidad de su aplicación en esa ciudad, limitándose a tomar previsiones de orden inmediato, dejando el verdadero planeamiento de la unidad vecinal para una segunda etapa, en que a partir de la evolución prevista en la manzana, “afloje” la rígida malla de la cuadrícula, permitiendo una mayor libertad de concepción[9].

Otro elemento importante del plan es la transformación de la plaza principal en “verdadero centro cívico y social” de la ciudad. Se preveía la construcción de una galería en el área central. En un costado la Estación Central de ómnibus, y amplias playas de estacionamiento. En una segunda etapa se construiría un centro cívico –transitable exclusivamente a pie– en las 16 manzanas centrales comprendidas por las avenidas ensanchadas.

Completan la propuesta los Centros Deportivos Sociales, entendiendo la institución social deportiva como uno de los principales elementos para favorecer la vida de relación, la camaradería y la caballerosidad. Dos centros deportivos-sociales se colocarían en los ángulos norte y sur del cuadrado del ejido de la ciudad. Una zona de esparcimiento para la población estable sería posible a partir de la forestación de las márgenes del río Quequén, zona de gran belleza natural apta para las instalaciones de clubes náuticos y de remo.

Finalmente, aun convencidos de que la ciudad debía crecer en altura para ganar intensidad sin extender el ejido, pero a partir de considerarla como organismo vivo, y dado que las leyes biológicas actúan en forma distinta a las leyes fiscales, prevén la posibilidad de una expansión dirigida que actúe en el sentido deseado. En las únicas direcciones posibles SO y SE se considera una zona de expansión con lotes de grandes dimensiones –no menor de ¼ de ha.– que podría servir como zona de quintas, constituyendo al mismo tiempo un cinturón de espacio verde no público rodeando la ciudad. Completan el esquema una sola vivienda por lote y un trazado de calles del tipo cul-de-sac, utilizado también en el balneario.

La idea rectora del plan es el aumento de densidad para favorecer la “vida de relación.” Los recursos son los corrientes para el momento: zonificación, el ordenamiento vehicular a través de la clasificación de vías, la transformación de la plaza principal en el verdadero centro cívico y social de la ciudad, y la unidad vecinal. Si bien están presentes las cuatro funciones del urbanismo CIAM, no guían exclusivamente las soluciones adoptadas, sino que incorporan asimismo la unidad vecinal como unidad del planeamiento, que ya se insinuaba en la urbanización para el Bajo de Belgrano[10] –un antecedente directo– con el que comparte premisas y propuestas.

En las 170 has. del Bajo de Belgrano se encuentran en germen las proposiciones que darían origen al Plan para la ciudad de Buenos Aires. El barrio para 50.000 habitantes –población necesaria para la “reunión de intereses particulares en número tal que puedan convivir armónicamente”– es la aplicación de las conclusiones del estudio de tres barrios porteños –Boca, Flores y Belgrano– y una premisa urbanística: Zonificación de la nueva vivienda frente al río; reorganización orgánica del cuerpo urbano con los principios del “barrio”; reorganización del tejido con la “manzana vertical”, y la disminución del excesivo tamaño de la ciudad con el aumento de densidad.

Según las cuatro funciones urbanas, organizan la “vivienda” en 20 manzanas verticales sobre columnas con servicios comunes. El comercio diario y el artesanado se calcularon para servir cada “unidad vecinal” de 5000 personas, correspondiente a 2 bloques. Para la “cultura del cuerpo y el espíritu”, proponen la recuperación de la función de la plaza como centro de la vida de relación, con el ejemplo paradigmático de San Marcos en Venecia, tal como se expondrá en Necochea. La “circulación” diferenciada y la discriminación del tránsito completan el esquema circulatorio, en el que las calles secundarias que permiten los accesos son continuación –cada tres calles– de la trama de la ciudad existente. (Figuras 6a y 6b)


Figuras 6 a y b. Urbanización del Bajo de Belgrano. (Revista de Arquitectura, Alberto Terrot, año 1953, I-II, número 369)


Igual que en Necochea, se planteó el aumento de densidad, la etapabilidad como forma de realización, la confianza en la iniciativa privada para su construcción, y la reglamentación para guiar la dirección conveniente. Las diferencias más significativas son la mayor flexibilidad o adaptabilidad concedida en Necochea al desaparecer la prefiguración de los bloques y no eliminar totalmente la cuadrícula, la que “aflojaría” gradualmente en las sucesivas etapas de evolución de la ciudad. Finalmente, la adopción definitiva de la unidad vecinal, que en Bajo de Belgrano se superpone junto a la noción de barrio, reorganizando el tejido con la manzana vertical.


El balneario

La historia o evolución urbana que estuvo ausente para la ciudad –origen y evolución que había sido ampliamente estudiado en el Bajo de Belgrano– es el punto de partida para el caso del balneario, entendiendo que el “balneario tradicional” –como la ciudad del siglo XIX– fue trazado para el estado social imperante en ese momento: una serie de lotes donde situar las viviendas de las “familias pudientes”, servidas por calles de acceso a esas viviendas, y a lo sumo una avenida costanera. Inmediatamente contraponen el problema del balneario en ese momento, como el de albergar “grandes masas humanas”, sin que los veraneantes sientan el agobio del número, en una disposición espacial que absorba la masa confundiéndola con los elementos de la naturaleza –árboles, cielo luminoso, playa dilatada,– para que así cada cual integrado al paisaje, obtenga el solaz y descanso deseado.

Tales condiciones se conseguirían al concentrar la población en edificios de gran altura y uso colectivo, teniendo al pie las superficies necesarias para paseos, parques y playas. Proveyendo asimismo el lugar para la vivienda individual. Un balneario moderno debía también posibilitar la vida deportiva, facilitar el camping, la equitación, los espectáculos deportivos y culturales, y sobre todo, variar fundamentalmente el paisaje ciudadano.

A partir de lo expuesto, su propuesta abarcaría una superficie de 708 has. separadas de la ciudad propiamente dicha por la zona de quintas con un tipo de vida intermedio entre el veraniego y el ciudadano. Su organización se basa en la división en dos sub-zonas: 305 has. de vivienda individual, y la otra de vida colectiva, con dos centros a construirse progresivamente, espacios verdes y deportivos y la anteplaya y paseo costanero peatonal, con un total de 395 has.

Los terrenos a venderse se emplazaban entre la playa y la zona de deportes, distando el más alejado 1000 metros de la costa; las superficies oscilaban entre 3000 y 1000 metros cuadrados, variedad de dimensiones que enriquecería el trazado. Una parte central, más arbolada y con menor densidad de población, albergaba los lotes de mayores dimensiones destinados a viviendas con cuatro frentes libres rodeadas de jardín. Dimensionados en función de la separación de las viviendas –40 metros entre ejes– se alternaban las medidas colocando lotes de 50 X 60 metros, inmediatos a otros de 30 X 60 metros; otro recurso de enriquecimiento formal era quebrar el paralelismo de las líneas divisorias, manteniendo la separación constante entre la edificación. Línea que podía llegar “prácticamente a desaparecer” visualmente, reemplazando los muros divisorios por cercos vivos bajos, tal como hizo Bonet en Punta Ballena, donde planteó el cerco como elemento plástico de separación entre viviendas, sin dividir el bosque.

El trazado se completa con dos alas laterales con lotes menores (20 X 50 metros), y construcciones obligatoriamente “en cinta” –dos frentes y dos muros medianeros– estrictamente reglamentadas para conseguir una armonía general, fijando, entre otras directivas, una línea de frente, otra de fondo y una altura constante.

Todos los lotes tienen calle al frente y sendero peatonal al fondo, llegándose a la playa, en la mayoría de ellos, sin cruzar calle vehicular, o eventualmente una que podía salvarse –y otra vez un recurso utilizado en Uruguay– con un liviano puente de madera para peatones. La separación total de peatones y automóviles, se integra con la clasificación de la red vehicular en vías rápidas (avenidas), de primera y segunda categoría, lentas (calles de servicio) y de estacionamiento (grandes playas inmediatas al paseo costanero y a los edificios de la zona de vida colectiva). Finalmente, un trazado variado de las calles con objeto de constituir un paseo, orientadas aproximadamente N. S. sirven de acceso a la playa.

La sub-zona de vida colectiva se constituiría por dos núcleos a realizarse en etapas separadas. Comenzando por el emplazado en el lote mar 4, ocupando algo más que la superficie de lo que era el vivero, conteniendo la casa solariega que perteneció a la familia Díaz Vélez, la que podría destinarse a sede de la Dirección de Turismo Provincial (hoy Museo Histórico Municipal); comprendiendo asimismo la Villa Díaz Vélez –que ya poseía hoteles y comercios, y los lotes mar 5 y 6. El otro centro, comenzado una vez saturado el primero, se realizaría en la cercanía de Punta Negra. Fundamentalmente se considera que no sean atravesados por calles de automóviles, dependiendo las dimensiones internas de cada centro de la conveniencia del peatón –la medida de tiempo que se puede andar a pie sin excesivo cansancio.–

El programa urbanístico para estos centros, definidos como los puntos de mayor “intensidad”, incluiría la construcción por parte del Estado de Iglesia, Acuarium, Teatro, Anfiteatro, forum o plaza, rodeada de locales de negocios, estación de ómnibus, un hotel-casino, piscina, canchas de deportes, etc. Así como lotes de amplias dimensiones para que el sector privado construya hoteles, viviendas en propiedad horizontal, departamentos para cooperativas gremiales, garajes y estacionamiento. Compuestos por motivos arquitectónico verticales como el casino en la plaza central que guía la composición, y horizontales como los paseos cubiertos y negocios, citando como ejemplo histórico la piazza de Venecia, la que cumplió “idéntica función”.

Falta finalmente la zona de deportes, el country club y la anteplaya. 140 hectáreas detrás del loteo alojarían un campo de golf, canchas de tennis, piscina, volley-ball, football, rugby, etc., además de espacio para canchas cubiertas, picadero, velódromo y autódromo. El country, constituido en algunos de los lotes frente a las canchas de golf, con un parcelamiento especial y tres hoteles, aportaría otro punto de interés y variedad a la zona. Por último, 97 has. componen la “anteplaya”, la zona comprendida entre la playa propiamente dicha y la zona destinada a loteo o núcleos de vida colectiva. El objeto es ensanchar y dar amplitud a la playa, previendo que su reducción por factores naturales –amplitud de mareas y corrientes marinas– tornen difícil o imposible el objeto de la ciudad balnearia. Se prevé en esta zona la construcción de negocios, confiterías, restaurantes, hoteles, separados por amplias zonas libres e instalaciones para balnearios. (Figura 7)


Figura 7. La anteplaya. BONET, Antonio y FERRARI HARDOY, Jorge: “Memoria descriptiva, Planeamiento y urbanización de Necochea-Quequén”, 1950. (Inédito, IAA/FADU/UBA)


Por último, entre la anteplaya y la playa se desarrolla el paseo costanero, accedido desde las playas de estacionamiento de automóviles donde rematan las calles del trazado proyectado. La amplia explanada de 50 metros de ancho, con pavimento en lajas de piedra y césped, permitiría el paseo y solaz de grandes cantidades de personas.

La propuesta cobra mayor significación al situarla en una línea diacrónica, lo que nos conduce a la urbanización iniciada por Antonio Bonet en 1945 en Punta Ballena[11]. Deben sin embargo advertirse algunas condicionantes disímiles entre ambos proyectos, como son las diferencias históricas y geográficas de los lugares de emplazamiento; los comitentes –privado uno, estatal el otro– y las diferencias en la escala.

Ambas zonas balnearias forman parte de un conjunto mayor: en Necochea la zona balnearia (700 has.) es parte del plan regional; en Uruguay la única zona balnearia realizada son 90 has. de vivienda de playa, integrantes de un centro turístico, no una ciudad, de 1500 has. en las que se diferencia el bosque, la playa, la sierra y la laguna, correspondiéndole a cada sector centros residenciales con características propias.

Hecha esta salvedad, encontramos sin embargo varias similitudes en los lineamientos generales del “planeamiento regional”, en tanto se consideran en ambos casos fundamentalmente las comunicaciones y el abastecimiento económico dentro de la región. Otra constante es la zonificación, la clasificación vehicular y la etapabilidad. Referido a la zona de playa, y contrariamente a lo expresado sobre el tema (Silvestri, 1988) los puntos de partida han sido los mismos: la integración del hombre a la naturaleza y el paisaje, la eliminación de la avenida costanera, el acceso a la playa sin cruces vehiculares a nivel, el alejamiento de la cuadrícula española y la provisión de servicios comunales concentrados en áreas específicas. La vivienda individual en lotes de grandes dimensiones, inmersos en el verde arbolado, sumado a una diversidad formal que contribuya a la concreción de un ambiente distinto al de la ciudad.

La gran diferencia, además del desarrollo incipiente de Necochea, contrapuesto a la construcción parcial de Punta Ballena, es la organización ortogonal del primero en contraposición con la organicidad del balneario uruguayo, en el que se tuvieron en cuenta la topografía y los árboles del bosque, y que se tradujo en la disparidad de calles y senderos que determinaron una formalización distinta de las unidades de viviendas en comparación al balneario argentino. En el balneario uruguayo tampoco se construyó la zona de anteplaya. (Figuras 8 a y 8 b)


Figura 8. Urbanización de Punta Ballena, Antonio Bonet, Uruguay. a) Plano Regional y esquema de zonificación. b) Primera etapa de urbanización 90 has. de vivienda de playa. (La arquitectura de hoy, versión castellana de L´Architecture D´Aujourd´Hui, Guillermo Kraft Ltda. S.A, marzo de 1947, año 1, número 3.



Después del Plan Al año siguiente, e independiente de cualquier plan general, se aprueba el plan de Desarrollo Urbanístico para el lote Mar 4[12], hecho que permite advertir la interrupción del plan. Este nuevo proyecto tiene algunos puntos de contacto con la propuesta para la zona balnearia contenida en el plan para Necochea, y es obra de un amplio equipo encabezado por Antonio Bonet, e integrado también por Alberto Cuenca, Jorge A. Lima, Alejo Martínez (h), Luis Rébora, Carlos Lange, Alberto Etcheverry, José M.F. Pastor e Ingeniero Civil José Bonilla.

Compuesto de tres unidades de viviendas, el centro comercial vecinal y una zona cívica turística de hoteles, salas de conciertos, bibliotecas, y locales para comercio. Rodeado por avenida de tránsito rápido, conserva la clasificación vehicular. Cada unidad residencial consta de subsistemas o racimos de lotes individuales de frente de ancho mínimo de 15 m., organizados en torno a calles peatonales rematando generalmente en cul-de-sac, dispuestos en un parque público. La propuesta, organizada en base a unidades vecinales, se entronca tanto con la teoría de planificación orgánica de Pertzoff, como con los proyectos americanos de planificación residencial para la pos guerra, vinculaciones que la incluyen en otra línea de pensamiento, distante ya de urbanismo CIAM. (Figura 9)


Figura 9. Mensura y desarrollo urbanístico con trazado viario y división de la tierra lote Mar 4 (Archivo Histórico de Geodesia, MOSP, La Plata)


A través de la organización y desarrollo del turismo masivo y también social, el peronismo provincial buscó, además de los beneficios políticos, un paliativo al desgaste de la vida en ambientes artificiales y deficitarios de los sectores de menores recursos, acrecentado en el marco de las desigualdades poblacionales, las migraciones internas y el crecimiento vertiginoso de las grandes ciudades que caracterizó las décadas de 1940 y 1950.

En este contexto se “zonifica” la provincia de acuerdo a las posibilidades turísticas –mar y sierra, lagunas, delta– siendo la zona mar y sierra el sector que recibe el mayor impulso, entre otras formas, a través de la labor del Instituto Inversor, originado para fomentar la transformación del territorio provincial en una asociación entre “desarrollo” y “urbanización”. Definitivamente, se procura una forma de ocupación y construcción del territorio costero –anuladas con el derrocamiento del peronismo– en una simbiosis entre proyecto técnico y proyecto político, apropiándose el gobierno de las concepciones urbanísticas en tanto contenedoras de un uso social de la tierra, acorde con el espíritu y la práctica de este Gobierno.

Gobierno que no pudo frenar el proceso especulativo que acompañó la ocupación y urbanización en la costa Atlántica bonaerense. En este sentido, si no la propuesta, pero el diagnóstico sobre la vinculación camino costanero-loteo especulativo, sobre oferta e improvisación, mantiene vigencia plena, orientando la búsqueda de respuestas a una problemática que se agrava hoy, además, por los procesos naturales de erosión y contaminación, pero cuyo origen se encuentra en su nacimiento defectuoso.

Por último, el Plan para Necochea de Bonet y Ferrari Hardoy, “una tesis de planeamiento distinguida en concurso internacional”, representa el esfuerzo por plasmar una idea de ciudad densa y vertical, recuperando el cero para uso público, realizada dentro de las reglas de construcción del mercado, y sobre la base de la trama regular de la ciudad pampeana, la que sucumbiría paulatinamente por efecto de la reglamentación. Un urbanismo reglamentarista y técnico, que elude el proyecto acabado de sólida prefiguración, incorporando el concepto de unidad vecinal paralelo al proceso de transformación de la ciudad.


BIBLIOGRAFÍA
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BARBA, Fernando: La Provincia de Buenos Aires 1910-1987, La Plata, Dirección de Servicios Generales, Ministerio de Economía de la Provincia, 1987.

BONET, Antonio y FERRARI HARDOY, Jorge: “Planeamiento y urbanización de Necochea-Quequén”, 1950, Inédito, IAA/FADU/UBA.

BRUNO, Perla: “The sea-side villages of Atlantic coast, 1940-1955: an experimental field for modern planning culture in Argentina”, en CD Conference of The 11th International Planning History Conference, Planning Models and the Culture of Cities/Modelos urbanísticos y Cultura de Ciudades, Barcelona, julio 2004.

BRUNO, Perla: “La humanización del paisaje”, en BRUNO, Perla y MAZZA, Carlos: Construcción de paisajes. Transformaciones territoriales y planificación en la región marplatense 1930-1965, Mar del Plata, SEU/FAUD/UNMdP, 2002, pp. 57-88.

GIRBAL-BLACHA, Noemí (coord.): Estado, sociedad y economía en la Argentina (1930-1977), Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes, 2001.

KATZENSTEIN, Ernesto, NATANSON, Gustavo y SCHVARTZMAN, Hugo: Antonio Bonet. Arquitectura y Urbanismo en le Río de la Plata y España, Buenos Aires, Espacio Editora, 1985.

SILVESTRI, Graciela: “La medida de la naturaleza. Cuatro interpretaciones paisajísticas en la arquitectura rioplatense”, en Block, Universidad Torcuato Di Tella, mayo de 1998, número 2, Naturaleza, pp. 62-75.


NOTAS
1. Lotes sujetos a expropiación por Decreto Nº 15.677 y de acuerdo a las disposiciones de la Ley 3928.

2. Se establecieron para el concurso las siguientes recompensas:
Primer premio: $ 100.000 - Zona balnearia
Segundo premio: $ 50.000 - Zona balnearia
Tercer premio: $ 45.000 - Plan Regulador
Cuarto premio: $ 18.000 - Plan Regulador
Quinto premio: $ 10.000 - Méritos
Los anteproyectos comprenderían una Memoria Descriptiva; un plano A, realizado sobre el que acompañaba las bases, donde se establecería el Plan Regulador Integral; y todos los planos considerados necesarios para el estudio integral de cada una de las zonas en que se dividiera el conjunto, y especialmente de la zona balnearia.

3. En el pliego de bases se expresa: el Instituto Inversor de la Provincia de Buenos Aires llama a concurso de anteproyectos para el planeamiento y zonización de la desembocadura del Río Quequén y su zona de influencia. Con ligeras variaciones, es otra forma de definir el objeto del concurso; la denominación de la portada es Concurso de anteproyectos para el plan regulador y urbanización de la ciudad de Necochea. Instituto Inversor de la Provincia de Buenos Aires, La Plata, 1949.

4. El material analizado es un original escrito a máquina, con ilustraciones a mano alzada, coloreadas con témpera. La ausencia de referencias sobre los autores, así como de fecha, y la coincidencia con lo establecido en las bases recientemente analizadas (Memoria descriptiva la cual será hecha en papel tamaño oficio por triplicado escrito a máquina, dos espacios), hace suponer que es la memoria original presentada al concurso en forma anónima. En lápiz manuscrito puede leerse Bonet. Con respecto a la fecha se estima que fue realizado durante los primeros meses de 1950, dado que en Revista de Arquitectura, julio de 1950 se informan los resultados del concurso en el siguiente orden: El primer puesto fue declarado desierto. El segundo puesto fue otorgado a la propuesta del equipo compuesto por los arquitectos Fernández Pico y Ernesto Vautier, obteniendo el tercer puesto la propuesta de Antonio Bonet y Jorge Ferrari Hardoy. Atento a lo expuesto sobre los premios, la presente propuesta (tercer puesto) fue considerada el mejor trabajo sobre el plan regulador.

5. Consideraban que la ciudad no vive aislada, sino que se vincula, en primer término, con el campo que la rodea, de la que es centro de comercialización de sus productos. En segundo lugar, recibe las mercancías necesarias para el consumo del resto del país. Dependiendo la trayectoria de la ciudad de su complejo económico, de su posición con respecto a los centros de consumo interno y externo, de la capacidad de trabajo de sus habitantes, y de la orientación que se le imprima a sus actividades. La armonización de estos factores a escala regional, determina su jerarquía a escala nacional.

6. Inician el apartado con la siguiente descripción: La ciudad de Necochea está formada por un cuadrado de 16 x 16 manzanas aproximadamente, con un total real de 228 manzanas edificadas. Hállase atravesada en sus cuatro direcciones principales por cuatro avenidas que se unen en una plaza central rectangular de 300 metros de lado. Las construcciones son en general de planta baja, excepción hecha de algunos hoteles o edificios públicos, bancos, etc.

7. Con este término “intentan” expresar al mismo tiempo la convivencia, la cultura y el intercambio social y espiritual de un centro urbano. Pobre en casi todas las ciudades del interior, Necochea no era la excepción a la regla. Le sigue la siguiente cita: Dice un gran escritor nuestro, refiriéndose a ellas: “Nuestros pueblos son aplanados”, extensos, es decir que ocupan mas extensión de la debida según el “número de habitantes y de edificios y tienen como consecuencia, menos altura” de la lógica. Un pueblo, cualquiera, de cualquier paraje parece dislocado por “terrenos que se desplazan en un movimiento centrífugo.” Están desmoronados: “no tienen intimidad, quieren desbandarse. Las casas han sido construidas con “ese espacio neutro, que en toda propiedad se establece física y psicológicamente en los lindes”... Esas familias parecen tener secretos pudores que las aíslan: temor de culpas, de deslices, de enfermedades contagiosas. Forman “en torno a ellas y envolviendo las casas y el pueblo, un ambiente recogido, enigmático..”. El “gran escritor nuestro” es sin duda Ezequiel Martínez Estrada, y la cita fue extraída, aunque tampoco se haga explícito, de Radiografía de la pampa, ensayo histórico sociológico, editado en 1933.

8. Una unidad vecinal bien organizada debía cumplir las siguientes condiciones:
  • una cantidad de población no menor de 6 a 8.000 personas.
  • un espacio en el que se sitúan esas personas, no cruzado por las calles de tránsito rápido.
  • en el centro de ese espacio, el jardín de infantes, la escuela, la biblioteca, el dispensario, los juegos, los negocios de aprovisionamiento diario, etc.
  • el todo, es decir la “unidad vecinal”, dependiendo para sus relaciones culturales, religiosas, de comercio no diario y de trabajo, de los centros social-deportivos que integran la “unidad del barrio” situados a conveniente distancia para un transporte no excesivo y de preferencia a pie.
9. La expropiación por parte del Municipio de una manzana por cada grupo de 16 manzanas delimitadas por las avenidas de tránsito rápido, sería un primer paso hacia la constitución de la plaza vecinal, demoliéndose su edificación para convertirse en espacio verde libre. Se construiría allí una escuela, un jardín de infantes y dispensario, dejando espacio para campo de juego y deportes para la vecindad. En los cuatro frentes de las manzanas perimetrales se establecería el comercio de aprovisionamiento de la “posible unidad vecinal”.

10. Estudio realizado por el equipo de zonas residenciales (Arqs. Cuenya, A. Lobos, J. Prioris, J.M White, J.T. Vázquez, entre otros y bajo la conducción de J. Kurchan), en colaboración con el resto de equipos especializados del ex E.P.B.A (Estudio del Plan de Buenos Aires), organismo dependiente de la municipalidad de Buenos Aires durante los años 1948 y 1949. Consejero Director, Arq. Ferrari Hardoy; Consejeros, Arqs. A. Bonet, J. Vivanco y M. Roca. Jefe de Departamento, Arqs. J. Kurchan, I.F. Villa, E. Rogers. “Urbanización del Bajo de Belgrano. Un barrio para 50.000 habitantes”, en Revista de Arquitectura, Alberto Terrot, año 1953, I-II, número 369, pp. 16-75.

11. En 1945 André Bloc –Director de L´Architecture D´Aujourd´Hui– en su visita a Sudamérica toma conocimiento del la Urbanización de Bonet en Punta Ballena, conviniendo con el autor en publicar el programa, algunos esquemas y el plano de la primer etapa. La cita que sigue es la descripción del “lugar” que se hiciera en esa publicación. El lugar conocido por Punta Ballena además de poseer la playa más espléndida del país, reúne por increíble coincidencia los atractivos naturales más extraordinarios y variados que darse pueda. Un lago de 3000 hectáreas de gran belleza, una zona de médanos dilatadísima, una punta rocosa de gran extensión (la que da el nombre a la zona) y por último, uno de los bosques más extraordinarios del mundo, que incluye un famoso jardín botánico, obra gigantesca de un solo hombre: Antonio D. Lussich, cuyo centenario esta próximo a cumplirse. “Un Centro de Turismo en la América del sur”, en La arquitectura de Hoy, versión castellana de L´Architecture D´Aujourd´Hui, Guillermo Kraft Ltda. S.A, marzo de 1947, año 1, número 3, pp.82-89.

12. En los considerandos del decreto de aprobación 6135, que lleva la firma del Gobernador Mercante, se expresa: Que tal aprobación implica sancionar un nuevo concepto de parcelamiento y uso de la tierra, desprovisto del mezquino afán especulativo, y concebido por el contrario, desde un punto de vista funcional acorde al mérito potencial de la fracción a urbanizarse, y a la conveniencia del pueblo que ha de usufructuarla; que en consecuencia se iniciará así una nueva obra de profunda y perdurable repercusión social, concordante con el espíritu y la práctica de este gobierno.

(*) Profesora Área Histórico Social. Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño. Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina