1997, vol. 2
http://hdl.handle.net/2099/655
2024-03-29T06:32:54ZAUTORS
http://hdl.handle.net/2099/683
AUTORS
2005-11-15T09:26:16ZENGLISH ABSTRACTS
http://hdl.handle.net/2099/682
ENGLISH ABSTRACTS
2005-11-15T09:23:50ZCentre de recerca per a la història de la tècnica "Francesc Santponç i Roca"
http://hdl.handle.net/2099/681
Centre de recerca per a la història de la tècnica "Francesc Santponç i Roca"
2005-11-15T09:20:36ZQuímica pràctica per la obtenció del vi
http://hdl.handle.net/2099/680
Química pràctica per la obtenció del vi
Valls Junyent, Francesc
2005-11-15T09:17:35ZValls Junyent, FrancescFrança i l'armament nuclear
http://hdl.handle.net/2099/679
França i l'armament nuclear
Barca Salom, Francesc Xavier
2005-11-15T09:13:28ZBarca Salom, Francesc XavierUn nuevo manual de historia de la tecnología
http://hdl.handle.net/2099/678
Un nuevo manual de historia de la tecnología
Lusa Monforte, Guillermo
2005-11-15T09:04:28ZLusa Monforte, GuillermoTècnics industrials a França
http://hdl.handle.net/2099/677
Tècnics industrials a França
Roca-Rosell, Antoni
2005-11-15T09:01:08ZRoca-Rosell, AntoniCiència políticament interessant i científics interessats en política
http://hdl.handle.net/2099/676
Ciència políticament interessant i científics interessats en política
Francesc X., Barca Salom
2005-11-15T08:44:20ZFrancesc X., Barca SalomTot repensant el canvi tecnològic
http://hdl.handle.net/2099/675
Tot repensant el canvi tecnològic
Nieto Galan, Agustí
2005-11-15T08:40:29ZNieto Galan, AgustíAlarma en Barcelona:el traslado a Madrid de la Escuela de Ingenieros Industriales (1881)
http://hdl.handle.net/2099/674
Alarma en Barcelona:el traslado a Madrid de la Escuela de Ingenieros Industriales (1881)
Lusa Monforte, Guillermo
Tras el cierre en 1867 del Real Instituto Industrial de Madrid, la Escuela de
Ingenieros Industriales de Barcelona se convierte en el único centro de España que
sobrevive al derrumbamiento del sistema de enseñanzas industriales establecido en
1850. La escuela de Barcelona se mantuvo abierta gracias al estímulo del entorno fabril y al apoyo económico de las corporaciones locales (Diputación y Ayuntamiento) desde 1866. Pero sus primeros años de existencia estuvieron cargados de dificultades, que también afectaron a la vida profesional de los ingenieros que iban saliendo de la Escuela. Estas dificultades fueron en muchos casos el reflejo de los obstáculos que frenaron el proceso industrializador de España.
A comienzos de la década de 1880 el panorama era notablemente distinto; la Escuela de Barcelona aparecía bastante consolidada, mantenía comunicación con instituciones homólogas extranjeras, y se encontraba a la altura del movimiento científico-técnico que estaba abriendo paso a una nueva etapa de la industrialización europea. Al prestigio de la Escuela se había unido el de la profesión, que ahora se veía reconocida socialmente. Fue en esta época cuando algunos círculos madrileños intentaron que se reabriese la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid; las gestiones realizadas por la Asociación Central de Ingenieros Industriales dieron lugar a
que en la primavera de 1881 tomase cuerpo la idea de que estaba en marcha una operación para trasladar a Madrid la Escuela de Barcelona. Durante unos días –que coincidieron con una gran campaña ciudadana animada por la burguesía industrial en
defensa del proteccionismo arancelario– cundió la inquietud en Barcelona, donde nadie
parecía saber nada del asunto. Al final, todo resultó ser una falsa alarma... por el
momento.
El episodio –que se repetiría pocos años después– ilustra y ejemplifica las tensiones existentes entre la capital política del Reino (Madrid) y la capital industrial
(Barcelona), suscitando reflexiones e interrogantes que también se refieren al sistema político de la Restauración y al naciente debate centralismo-provincialismo. En este artículo se reproduce y analiza la correspondencia establecida a raíz de esta cuestión entre Ramón de Manjarrés (director de la Escuela) y Gumersindo de Vicuña (presidente de la Asociación Central de Ingenieros Industriales), en la que se ponen de manifiesto diversos aspectos relacionados con la Escuela, con la educación técnica en
general y, en última instancia, con el proceso de industrialización de España.
2005-11-15T08:28:55ZLusa Monforte, GuillermoTras el cierre en 1867 del Real Instituto Industrial de Madrid, la Escuela de
Ingenieros Industriales de Barcelona se convierte en el único centro de España que
sobrevive al derrumbamiento del sistema de enseñanzas industriales establecido en
1850. La escuela de Barcelona se mantuvo abierta gracias al estímulo del entorno fabril y al apoyo económico de las corporaciones locales (Diputación y Ayuntamiento) desde 1866. Pero sus primeros años de existencia estuvieron cargados de dificultades, que también afectaron a la vida profesional de los ingenieros que iban saliendo de la Escuela. Estas dificultades fueron en muchos casos el reflejo de los obstáculos que frenaron el proceso industrializador de España.
A comienzos de la década de 1880 el panorama era notablemente distinto; la Escuela de Barcelona aparecía bastante consolidada, mantenía comunicación con instituciones homólogas extranjeras, y se encontraba a la altura del movimiento científico-técnico que estaba abriendo paso a una nueva etapa de la industrialización europea. Al prestigio de la Escuela se había unido el de la profesión, que ahora se veía reconocida socialmente. Fue en esta época cuando algunos círculos madrileños intentaron que se reabriese la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid; las gestiones realizadas por la Asociación Central de Ingenieros Industriales dieron lugar a
que en la primavera de 1881 tomase cuerpo la idea de que estaba en marcha una operación para trasladar a Madrid la Escuela de Barcelona. Durante unos días –que coincidieron con una gran campaña ciudadana animada por la burguesía industrial en
defensa del proteccionismo arancelario– cundió la inquietud en Barcelona, donde nadie
parecía saber nada del asunto. Al final, todo resultó ser una falsa alarma... por el
momento.
El episodio –que se repetiría pocos años después– ilustra y ejemplifica las tensiones existentes entre la capital política del Reino (Madrid) y la capital industrial
(Barcelona), suscitando reflexiones e interrogantes que también se refieren al sistema político de la Restauración y al naciente debate centralismo-provincialismo. En este artículo se reproduce y analiza la correspondencia establecida a raíz de esta cuestión entre Ramón de Manjarrés (director de la Escuela) y Gumersindo de Vicuña (presidente de la Asociación Central de Ingenieros Industriales), en la que se ponen de manifiesto diversos aspectos relacionados con la Escuela, con la educación técnica en
general y, en última instancia, con el proceso de industrialización de España.